Microbiota intestinal en la anorexia nerviosa: diversidad microbiana y psicopatología

Abstract

La anorexia nerviosa es un trastorno de la conducta alimentaria que se caracteriza por una restricción severa de la ingesta con el objetivo principal de la pérdida de peso y está asociada a anomalías metabólicas, bioquímicas, inmunológicas y sensoperceptivas. Diferentes estudios han demostrado disbiosis intestinal en pacientes con anorexia nerviosa. Además, investigaciones recientes han puesto de manifiesto comunicaciones bidireccionales entre la microbiota intestinal y el cerebro, conocidas como “eje intestino-cerebro”. Esta relación podría ser interesante para el estudio y análisis del mecanismo y desarrollo de la anorexia nerviosa. El objetivo del presente trabajo es conocer las alteraciones microbianas asociadas al curso de la anorexia nerviosa y analizar la relación existente entre la disbiosis intestinal y las interacciones intestino-cerebro; y de esta manera, considerar la importancia de incluir un análisis de microbiota intestinal en el protocolo de evaluación de la anorexia nerviosa. Para ello, se ha llevado a cabo una revisión sistemática de la bibliografía disponible de los últimos 10 años a través de la base de datos Pubmed, tanto en inglés como en español. Los resultados de la revisión revelan una reducción de la riqueza microbiana en los pacientes con anorexia nerviosa que se correlaciona con la ingesta dietética al obtener concentraciones disminuidas de ciertos ácidos grasos de cadena corta. Asimismo, los datos mostraron una asociación con ciertos rasgos psicopatológicos característicos de los trastornos alimentarios. La conclusión principal de este trabajo es la existencia de diferencias en la composición de la microbiota intestinal de las personas con un bajo peso con anorexia nerviosa en comparación con personas sanas; tras la cual se encuentra una interacción que tiene lugar entre las bacterias intestinales y los sistemas de control de saciedad, ansiedad o estado de ánimo de la anorexia nerviosa. No obstante, son necesarias más investigaciones para determinar si estas alteraciones se deben a la rehabilitación nutricional o al trastorno en sí.