La propuesta plantea un nuevo hito que referencie al pasado de la ciudad, en oposición al
frenetismo y al ruido ensordecedor que nos produce la sociedad actual. Para enfrentarnos
a esta situación trabajamos y nos inspiramos en la calma y el silencio que nos transmiten las
ruinas y proyectamos un templo para el hombre y el conocimiento, aislándonos del exterior
y focalizándonos en la búsqueda de la luz interior.
Para materializar estas sensaciones se diseña un proyecto hermético desarrollado en torno a
un gran pozo de luz que nos sirve de espacio de relación a través del cual se accederá a las
salas del edificio dispuestas en una doble hélice en torno a este espacio. Se diferencia así las
salas más generales de las más específicas y ambas se desarrollan con grandes alturas donde
la materialidad y la luz nos transportan lejos de lo conocido en el exterior mostrándonos la
sinceridad constructiva del proyecto y las cualidades que esto nos trasmite.
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