La definición de la prostitución como “el trabajo más antiguo del mundo” ha sido un argumento tradicionalmente utilizado para su legitimación. Sin embargo, el acceso grupal y reglado a los cuerpos de las mujeres no puede ser ni un trabajo ni una actividad legítima en una sociedad democrática que educa a su comunidad en valores de igualdad, dignidad y justicia. Defiendo el abolicionismo como alternativa al orden hegemónico patriarcal y neoliberal por el cual los límites de la mercantilización descansan en unas apelaciones falsas al consentimiento y la autonomía. Ante este problemático paradigma, juzgo necesario un análisis crítico desde la Filosofía Política y la Ética Aplicada que devuelva a la superficie los mecanismos de dominación subyacentes a los fenómenos de la prostitución, la pornografía mainstream y demás plataformas de compra-venta de contenido sexualmente explícito. Solo así podrán ser realmente reconocidos los derechos humanos de todas las mujeres.
The definition of prostitution in terms of “the oldest job in the world” has traditionally been an argument for its legitimation. However, the group and regulated access to women’s bodies cannot be neither a job nor a legitimate activity in a democratic society which educates its community according to the values of equality, dignity and justice. I advocate for abolitionism as an alternative to the patriarchal and neoliberal hegemonic order, by which the limits of commodification rest on false appeals to consent and autonomy. In view of this problematic paradigm, I judge it necessary a critical analysis from Political Philosophy and Applied Ethics that brings back to the surface the domination mechanisms underlying the phenomena of prostitution, mainstream pornography and other sexually-explicit-content trading platforms. Only in this way can human rights of all women be truly recognized.
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