Los abogados: formación y evolución, desde los tiempos antiguos a finales del Antiguo Régimen

Abstract

La figura del abogado ha adquirido a lo largo de la historia un papel relevante en todas las civilizaciones. Desde la antigua Mesopotamia hasta nuestros días ha formado parte de las más altas instituciones políticas de cualquier régimen, ya fuesen monarquías, ciudades estado, formaciones con primus inter pares, repúblicas, imperios, etc. Su crucial relevancia nace de la necesidad que todos los pueblos han tenido de dirimir sus diferencias con la mediación de un tercero. Puede decirse que, desde el neolítico, en el momento en que las sociedades comienzan a adquirir mayor complejidad, nace la división social y jerárquica que inevitablemente conducía a desigualdades y por ende ocasionaba conflictos. En la resolución de estos encontramos el origen de este oficio, que se fue acomodando a las circunstancias del poder y de la administración de justicia. Desde la redacción del código de Hammurabi hasta nuestros días, la legislación y todo cuanto de ella emana ha sido un pilar prioritario, objeto de la interacción de muchos profesionales más o menos formados. Si bien, este trabajo no quiere ir tan lejos en el transcurso histórico. Su función esencial es analizar el ejercicio de la abogacía en el reino de Castilla, en la época moderna. Es este un largo periodo que se inicia con la conformación de la monarquía católica, el desarrollo de las universidades y el progresivo prestigio social que adquieren los letrados, que será replanteado en el siglo XVIII, de la mano de la reforma carolina de las universidades y de la ilustración jurídica en el mundo del Derecho y en el ejercicio en los tribunales. La denominación de letrado era muy amplia en aquella época, siendo su definición más simple y clara la que atendía a los hombres de letras. Es por tanto mucho más exhaustiva que la de abogado. De manera que de todos cuantos formaban parte del mundo de las letras, las leyes y el derecho, siempre bajo el prisma del contexto histórico, en esta memoria de iniciación a la investigación haremos hincapié en los ejercientes de la abogacía. No solo por sus peculiaridades frente a otros grupos profesionales o agentes de justicia, sino porque ellos estaban en contacto con todo tipo de pleitos, cuitas y litigios y, lo hacían desde el ejercicio libre e independiente de su profesión, a diferencia de jueces de lo civil o lo penal, fiscales, procuradores o receptores entre otros, que eran nombrados para ejercer su trabajo por el rey, máximo representante de la justicia, así como por los señores jurisdiccionales, o las cabezas que detentasen otro tipo de jurisdicciones privativas, tales como la iglesia, el ejército, las universidades con fuero, etc. Los abogados podían intervenir en la jurisdicción real y en las especializadas y hacerlo a través de su participación en las diferentes etapas de los procedimientos, de las alegaciones jurídicas presentadas ante los tribunales y en general por todos los actos jurídicos de los que forman parte. A través del vestigio que ha dejado su trabajo, podemos conocer no solo la historia legal de ese tiempo sino también los avatares que la sociedad coetánea vivía y los discursos sobre la normatividad que se articulaban en los procesos en los que ellos tenían un papel principal. Los pleitos son una fértil y rica fuente de información incontestable, y nos introducen en el devenir más íntimo y cotidiano de los hombres y mujeres de aquella sociedad castellana, jerarquizada y sacralizada del Antiguo Régimen, como la historiografía reciente está demostrando. Pero, esa fuente está mediatizada por los usos y los agentes de justicia que intervienen en su gestación, entre ellos por los abogados. Por consiguiente, el objetivo de este trabajo será acercarnos a la profesión de abogado en el período señalado, dado que, aunque exista desde antiguo, en esta época adquiere un especial desarrollo vinculado a las monarquías modernas. Abordaremos desde su formación, las vías de acceso al oficio y, las transformaciones que se fueron imponiendo a la luz de la ilustración jurídica.

Throughout history, the figure of the lawyer has acquired a relevant role in all civilizations. From ancient Mesopotamia to the present day, he has been part of the highest political institutions of any regime, whether they were monarchies, city-states, primus inter pares formations, republics, empires, etc. Its crucial relevance stems from the need that all peoples have had to settle their differences with the mediation of a third party. It can be said that, from the Neolithic, at the moment in which societies begin to acquire greater complexity, emmerged a social and hierarchical division that inevitably led to inequalities and therefore conflicts. In the resolution of these we find the origin of this job, which gradually adjusted to the circumstances of power and the administration of justice. From the drafting of Hammurabi's code to the present day, the legislation and everything that comes from it has been a priority pillar, the object of the interaction of many more or less trained professionals. Although this work does not want to go that far in the historical course, its essential function is to analyze the practice of law in the kingdom of Castille, in modern times. This is a long period that begins with the formation of the Catholic monarchy, the development of universities and the progressive social prestige that the lawyers acquire, which will be reconsidered in the 18th century by the Carolina reform of the universities and the legal illustration in the world of Law and in the exercise in the courts. The denomination of lawyer was very broad at that time, its simplest and clearest definition being the one that served men of letters. It is therefore much more exhaustive than that of lawyer. So, of all those who were part of the world of letters, laws and The Law, always through a historical context, in this report of starting research, we will emphasize lawyers not only because of their peculiarities compared to other professional groups or agents of justice , but because they were in contact with all kinds of lawsuits, griefs and disputes and they did so from the free and independent exercise of their profession, unlike civil or criminal judges, prosecutors, attorneys or receivers among others , who were appointed to carry out their work by the king, maximum representative of justice, as well as by the jurisdictional lords or the heads that hold other types of private jurisdictions such as the army, universities with jurisdiction, etc. The lawyers could intervene in the king jurisdiction and in the specialized ones and, through their participation in the different stages of the procedures, of the legal allegations presented before the courts and in general for all the legal acts of which they are part. Throughout the trace that their work has left, we can know, not only the legal history of that time, but also the vicissitudes that contemporary society was experiencing and the discourses on regulations that were articulated in the processes in which they played a leading role. Lawsuits are a fertile and rich source of indisputable information and introduce us to the most intimate and daily evolution of the men and women of that hierarchical and sacred Castilian society of the Old Regime , as recent historiography is showing. But that source is mediated by the uses and the justice agents that intervene in its gestation, among them by the lawyers. Therefore, the objective of this work will be to approach the profession of lawyer in the indicated period, taken into account that, although it exists since ancient times, however, it acquires a special development at this time, linked to modern monarchies. From its formation, we will deal with the paths of access to the trade and the transformations that were imposed at the start of the legal illustration