La ingesta alimentaria de los estudiantes se aleja del modelo de la dieta mediterránea acercándose más a un tipo de dieta occidental, donde predomina el consumo de carnes, alimentos procesados y bebidas azucaradas entre otros. Esto se acentúa aún más cuando el grupo de estudiantes salen de casa para realizar una beca Erasmus en otro país, donde primero tienen que adaptarse a sus costumbres en alimentación y horarios, y después suelen tener que atender numerosos gastos y actividades que desplazan a la alimentación a un segundo plano. Estos estudiantes tienden a descuidar sus hábitos alimentarios desequilibrando su patrón dietético. La alimentación de los estudiantes universitarios no cumple los objetivos para la población española de forma general, y se aleja del patrón de consumo mediterráneo, de forma más destacada en aquellos estudiantes que se encuentran de Erasmus.
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