Una de las características de la representación gráfica de la arquitectura española en la década de los
setenta del pasado siglo es sin duda la utilización exclusiva de la línea a tinta. Un dibujo que se caracterizaba por su sobria elegancia, limpieza y uniformidad y, que al ser utilizada en las perspectivas cónicas y axonométricas, permitía definir las formas, los espacios y, sorprendentemente, también la materialidad. Esta forma de representación puede considerarse una novedad respecto de la utilizada en las tres décadas anteriores. En ellas existía una prevalencia por las texturas, la entonación, la sombra, el color o las tramas.
Dentro de un contexto más amplio de estudio que trataría de los aspectos más relevantes del uso del
dibujo en los años setenta, trataremos en este breve escrito de la obra gráfica de José Ignacio Linazasoro. Para ello hemos seleccionado cinco ejemplos que se caracterizan, no sólo por la unidad formal, sino también por sus coincidencias en los recursos gráficos utilizados.
Todas estas obras, ya sean proyectos por encargo o propuestas a concursos, realizados por Linazasoro
en solitario o junto a otros arquitectos, se sitúan cronológicamente entre los años 1974 y 1979 y se
conciben en emplazamientos situados dentro de la provincia de Guipúzcoa. En todos estos ejemplos
veremos perspectivas delineadas a tinta formalizando el espacio, la forma y el material.
