En los últimos seis años, España ha experimentado el crecimiento sin precedentes de un fenómeno musical y social llegado de Asia, y que hasta hace unos escasos quince años era poco conocido a ojos de la mayoría: el K-pop o música pop surcoreana. Aunque las primeras noticias más públicas del género en el país aparecen hacia 2011, no es hasta 2017 aproximadamente cuando los fanáticos de esta música empiezan a ser una vasta mayoría y consiguen una importante visibilidad, con especial presencia en redes sociales pero también en la calle. Los llamados kpopers, pasan en este momento a crear importantes sociedades organizadas que colaboran para sus cantantes favoritos sean reconocidos en su país, y puedan ser escuchados tanto en la radio como en vivo. Sin embargo, un mayor reconocimiento lleva a los fans a enfrentarse ciertos comentarios discriminatorios, aún patentes, contra los asiáticos, pero frente a los que demuestran unas interesantes dinámicas de activismo social.
For the last six years, Spain has experienced the unexplampled increase of a musical and social phenomenom arrived from Asia, which until almost fifteen years ago was little known to the majority: K-pop or south Korean pop music. Although the first public news about the genre appears around 2011, it was not until 2017 approximately when the fans of this music began to form a vast majority and gain a significant visibility, with important presence in social media but also in the streets. The so-called kpopers, start creating important and organized societies that collaborate for their favourite singers to be recognized in the country, and can be heard in the radio as well as live. Nevertheless, a bigger recognition leads fans to deal with certain discriminatory comments, still obvious, against Asian people, against which they prove interesting dynamics of social activism.
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