Este estudio rememora el II Congreso Nacional de Ilusionismo celebrado en Segovia en el año 1953, un evento que amalgamó de ejemplar manera los campos del arte, la magia y la publicidad. El congreso estuvo precedido por un concurso
de dibujos, bajo el lema de la leyenda del Acueducto, para la elección de su distintivo.
Por lo demás, la participación de ilusionistas extranjeros le otorgó un carácter internacional, lo que unido a su modélica organización contribuyó a difundir la imagen de la
ciudad en el mundo a través de los diferentes medios de comunicación que recalaron en
Segovia. Hoy, cuando se cumplen sesenta años de su celebración, nos parece oportuno
rescatarlo del olvido como referente para una ciudad que no oculta su vocación de convertirse en sede de importantes congresos y festivales
