El Emperador Carlos V fue un gran viajero, obligado a realizar constantes desplazamientos por toda Europa que en su mayoría no fueron precisamente por motivos de placer. Los problemas bélicos que tuvo que afrontar y la acción de gobierno de sus múltiples territorios requerían con urgencia su presencia en varios lugares simultáneamente, y durante toda su vida el monarca tuvo que afrontar la disyuntiva de elegir dónde debía acudir personalmente para solventar los conflictos más acuciantes, para aumentar y asegurar su herencia y para mantener y defender lo poseído. Por ello, su vida fue un continuo ir y venir por sus territorios, en una época en que emprender tantos viajes suponía afrontar las inclemencias y sufrir muchas penalidades.
La acción de gobierno y el ímpetu por mantener su hegemonía universal obligaron al emperador Carlos V a recorrer sus reinos, ducados y señoríos, con constantes viajes a lo largo de toda su vida. Una necesidad viajera que le hizo visitar continuamente la provincia de Valladolid, bien como destino final, bien como lugar de paso en el que hallar descanso y alojamiento, convirtiéndose así en
uno de los escenarios esenciales en la vida del monarca.
Numerosas localidades vallisoletanas fueron escenario de acontecimientos personales y políticos que han sido trascendentales para nuestra historia. Muchas de ellas tienen bien documentados esos momentos, cuyos datos conforman esta publicación, en la que se explican los distintos motivos que causaron sus viajes o cómo fueron esas estancias.
