2024-03-29T07:17:52Zhttps://uvadoc.uva.es/oai/requestoai:uvadoc.uva.es:10324/438122021-06-23T11:50:55Zcom_10324_1185com_10324_931com_10324_894col_10324_1964
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dc
Barrado Esteban, Enrique
author
2020
Desde la firma del acuerdo de Bolonia por los Ministros de Educación de diversos países en 1999, se implantó la idea del Espacio Europeo de Educación Superior (EEES), que estaba basada en el “European Credit Transfer and Accumulation System” (ECTS) que era una medida del trabajo que debía desarrollar el alumno para superar dicho crédito (25-30 horas). De este modo los estudiantes podrían superar créditos en diversos centros universitarios ubicados en diferentes poblaciones o países, acumularlos adecuadamente y cuando alcanzasen el número predeterminado (240 en España) debería otorgársele el título de Graduado. Esto debía facilitar la movilidad y producir una armonización de la enseñanza superior en Europa.
En el desarrollo de esta idea era condición “sine qua non” variar la forma de la docencia clásica, basada en la clase magistral y la extinción de los exámenes como forma de evaluación, o al menos en la reducción significativa de su trascendencia.
No hay sino que mirar la programación docente de cualquier universidad para comprobar que nada de esto se ha puesto en práctica, por lo que, en mi opinión, estrictamente hablando, se ha fracasado de forma estrepitosa.
Actualidad Analítica,septiembre, 70, 2020, 5
2444-8188
http://uvadoc.uva.es/handle/10324/43812
¿Qué quedó de Bolonia?