La idea del proyecto surge de trasladar el mundo del motor al mundo proyectual, para ello se ha realizado un análisis de las diferentes partes de las que se compone un automóvil hasta llegar a la idea generadora del proyecto, esta consiste en representar el movimiento que describe una correa de distribución a medida que se va deslizando entre los distintos piñones que presenta un motor. El Renault Experience Center se compone así de dos elementos principales, la correa y los piñones, estos últimos alojan en su interior las distintas partes del programa que se exigen, siendo el movimiento serpenteante de dicha correa el que los va enlazando y que a su vez genera un espacio central común de cierta notoriedad arquitectónica. Materialmente el edificio esta formado por un doble acristalamiento de vidrio que va acompañando a la correa en su recorrido, y por una serie de chapas perforadas que a modo de piel envuelven los distintos pabellones/piñones para dotarlos de una cierta privacidad sin perder nunca el carácter permeable de todo el complejo. La estructura metálica que presenta el edificio, la cual se deja vista prácticamente en su totalidad acompaña a la idea principal y da un cierto aire industrial a todo el espacio, volviendo a la relación constante del proyecto con el mundo industrial/del motor. Otra de las exigencias del programa era la de establecer una pista de pruebas, para su diseño se ha optado por continuar con la idea generadora del Renault Experience Center y aplicar a su trazado el esquema de una correa de distribución, siendo esta la pista del circuito y quedando los piñones como elementos que definen sus cambios de dirección y recorrido, evidenciándose gracias a su conversión en jardines.
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