El niño en la Alemania nazi: bajo el poder de la esvástica

Abstract

Con la llegada de Adolf Hitler al poder en 1933, Alemania comenzó a vivir la etapa más dura de su historia. Todos los ciudadanos se vieron inmersos en una dictadura totalitaria en la que la represión y el adoctrinamiento iban a marcar el transcurso de sus días. Dentro de la población que vivió durante el Tercer Reich, hubo una generación que se vio especialmente afectada por los planes perversos del Canciller. En los niños y en los jóvenes, Hitler, encontró su gran oportunidad para dominar Alemania y Europa. Si se hacía con el control de los niños del presente, podría adueñarse del futuro. Esta era una tarea fácil para él, pues debido a su falta de experiencia vital, se estaba enfrentando al grupo social más vulnerable. Para conseguir su propósito utilizó como medio la educación. Con ella, grabó en la mente de los niños las doctrinas nazis de una forma indeleble. A partir de ese momento el niño alemán sería formado bajo los principios de la pureza racial, las leyes de la naturaleza y del espacio vital, el antisemitismo y la idolatría hacia el salvador de Alemania. Como si de un soldado se tratase, su misión en la vida sería vivir por y para su Führer, incluso hasta la muerte.

With the rise to power of Adolf Hitler in 1933, Germany began to experience the toughest period in its history. All citizens were immersed in a totalitarian dictatorship in which repression and indoctrination were going to set the course of their days. Within the population that lived during the Third Reich, there was a generation that was especially affected by the Chancellor’s evil plans. Hitler found his great opportunity to dominate Germany and Europe, in children and youth. By taking control of the children in the present, he could rule the future. Easy task for him, since children were the most vulnerable and inexperienced social group. To achieve his purpose, he used education as a means. This way, he etched Nazi doctrines indelibly in children’s minds. From that moment on, German children would be raised under the principles of racial purity, the laws of nature and vital space, anti-Semitism and idolatry to Germany’s saviour. As if they were soldiers, their mission in life would be to live by and for their Führer until death.