La empresa familiar es una de las organizaciones más valoradas por la sociedad en todos los países del mundo. Este tipo de organizaciones, se encuentran en constante cambio y desarrollo para conseguir nuevas oportunidades de mercado que las hagan crecer. Es la propia familia la encargada de conseguir una productividad adecuada de todos sus activos, incluido del capital humano que aportan los familiares a la organización. Surgen, de manera casi inevitable los roces y conflictos internos entre familiares, que deberán analizarse cuidadosamente para desarrollar la mejor estrategia para la solución de controversias. Entran en este plano los Protocolos Familiares, una herramienta para orientar a las partes, familiares en este caso, que se ven inmersas en diferentes tipos de disputas ya sean temas económicos, sucesorios, emocionales, intereses contrapuestos, entre otros. Los Protocolos Familiares nacen con la idea clara de regular diferentes ámbitos a tener en cuenta en las organizaciones familiares, así como a su forma de proceder una vez surgido el conflicto. En definitiva, la empresa familia lucha, para convertir sus conflictos en oportunidades y que de esta manera la organización salga reforzada de manera que pueda afrontar y solucionar así sus desavenencias de una forma pacífica y persigue tomar en consideración a todas y cada una de las partes, mediante el consenso.
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