La creación de un clima educativo es determinante para el aprendizaje, el bienestar del alumnado y la satisfacción docente. A través de un estudio de caso centrado en tres colegios con un alto nivel de diversidad socio-cultural, lingüística y de capacidades que desarrollan el proyecto educativo Rubik, se analizaron diferentes componentes que podrían contribuir a generar un buen clima educativo. El constante acompañamiento cercano y riguroso del profesorado, las expectativas positivas hacia cada escolar, la despenalización del error como parte fundamental del aprendizaje, la construcción de un tejido de interdependencia y ayuda entre el alumnado, el desarrollo de la autonomía, la responsabilidad y la metacognición sobre los propios procesos, la utilización de metodologías que facilitan la personalización y la significatividad, y la orientación hacia el aprendizaje y el logro académico se presentan como algunos de los componentes que generan un clima educativo favorable a la inclusión y la implicación del alumnado.
