Valoración y manejo enfermero del dolor en el adulto no comunicativo ingresado en la unidad de cuidados intensivos

Abstract

Introducción: Entre el 30 y el 70% de los pacientes ingresados en las Unidades de Cuidados Intensivos sufren dolor a pesar de la administración de fármacos analgésicos. Este puede ser causado por la patología que padecen, por los procedimientos necesarios para su cuidado o por la inmovilidad. Su presencia acarrea consecuencias negativas a corto y a largo plazo que ralentizan la evolución favorable del paciente. Muchos de estos críticos tienen la capacidad de comunicación afectada y el nivel de conciencia disminuido, la incapacidad de comunicarse dificulta a los profesionales la valoración del dolor. Objetivos: Determinar la evaluación y el manejo enfermero del dolor en pacientes críticos no comunicativos a partir de las escalas existentes, además de la monitorización del dolor en las UCI españolas. Resultados: Enfermería junto al resto de profesionales sanitarios deben estar formados y tener conocimientos para ser capaces de detectar y evaluar el dolor en los pacientes críticos intubados y no comunicativos. Los indicadores fisiológicos suelen alterarse ante la presencia de dolor, pero aisladamente no son parámetros fiables para determinar dolor. Existen escalas que valoran el dolor a través de indicadores conductuales, son: la BPS, la CPOT, la Campbell, la ESCID y la Confort. Según la SEEIUC, en las UCI españolas en 2019 las escalas de dolor se empleaban en un 53,8% de los pacientes no comunicativos. El dolor debe evaluarse al principio de turno, antes y después de administrar analgésicos y durante la realización de cuidados o técnicas dolorosas. Conclusión: Un correcto control del dolor evita consecuencias negativas y complicaciones permitiendo proporcionar confort al paciente. Las escalas BPS, CPOT Y ESCID son las más adecuadas para evaluar el dolor en pacientes críticos no comunicativos. Actualmente la más empleada en España es la ESCID, aunque la evaluación y el registro del dolor no es una actividad rutinaria en muchas unidades. Una adecuada formación del personal de enfermería y la existencia de protocolos ayudaría a la implantación de las escalas y al manejo del dolor.