Cuando se habla de la música en la corte de Alfonso X ineludiblemente se piensa en los códices que conforman el repertorio de las Cantigas de Santa María, obra a la que el rey Sabio tuvo mayor devoción, no solo por su poder curativo (Cantigas 209, 235 y 279), sino también por las detalladas instrucciones sobre el depósito y el objeto de las mismas que el propio rey hizo el 21 de enero de 1284 en su segundo testamento: «Otrosí mandamos que todos los libros de los Cantares de loor de Sancta María sean todos en aquella iglesia do nuestro cuerpo se enterrare, e que los fagan cantar en las fiestas de Sancta María [...]». Más allá de las Cantigas, existen algunos fragmentos y manuscritos con música polifónica que se pueden vincular con la corte de don Alfonso e incluso con su biblioteca y que son objeto de nuestro interés.
