La historia económica de Estados Unidos entre el siglo XIX y mediados del siglo XX está marcada por profundas transformaciones estructurales, impulsadas tanto por avances tecnológicos como por grandes conflictos bélicos. Desde el inicio de la Revolución Industrial hasta el periodo de posguerra tras la Segunda Guerra Mundial, las empresas estadounidenses pasaron de ser pequeñas unidades productivas locales para convertirse en corporaciones multinacionales con un papel central en la economía global. Este proceso no solo transformó el tejido empresarial, sino que también estableció las relaciones laborales, los modelos de producción y el papel del Estado en la economía.
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