En los más de veinte años que llevamos trabajando como arquitectos en Valladolid, hemos tenido la suerte de enfrentarnos a diversos encargos que han tenido que ver en mayor o menor medida, con este importante concepto: la cultura. Algunas veces han sido simplemente ideas, a modo de boceto, que dormitan hoy en día en los cajones de nuestro estudio, esperando quizás una nueva oportunidad para en cualquier momento despertar. Otras veces, muchas, han sido concursos, propuestas desarrolladas con ilusión, pero finalmente desestimadas en los inevitables procedimientos administrativos que condicionan los encargos de lo público. Afortunadamente, algunos encargos han traspasado esa compleja barrera que separa las ideas del propio edificio y nos han permitido enfrentarnos no solo a los procesos de gestación de estos proyectos para la cultura y a la ejecución de obra, sino que también hemos podido también experimentar los “edificios encendidos”: sentir el espacio proyectado y disfrutar de la obra terminada y en uso.
