La transición hacia un modelo económico de bajas emisiones ha ido provocando
que las empresas, por supuesto también las entidades aseguradoras, entiendan la
sostenibilidad como una ventaja competitiva que persigue la mejora del bienestar de
los clientes, utilizando por añadidura la innovación para avanzar en los productos que
les van a ser ofrecidos. La idea de que las empresas que priorizan la sostenibilidad
están constantemente buscando nuevas formas de mejorar sus productos, procesos y
modelos de negocios ha ido penetrando gradualmente en todos los sectores afectados
e interesados. La sostenibilidad como antídoto del cambio climático es un fenómeno
irreversible y el sector asegurador está llamado a jugar un papel fundamental. Sin
embargo, esta experiencia nos recuerda que, ante cambios profundos de modelo, hay
que buscar consensos que permitan una transición suave que evite daños colaterales
superiores a los beneficios que se pretenden obtener.
