dc.description.abstract | El concepto asepsia ha estado presente en la sociedad a lo largo de la historia,
asociado a toda clase de infecciones, no por ser su causa directa, si no
relacionando la aparición de enfermedades a la falta de dicha asepsia. El
término tiene su origen etimológico en la unión de dos palabras griegas: aprivación,
falta, y septikos, putrefacto, es decir, hace referencia a la ausencia
de microbios o infecciones.
Podemos considerar a Hipócrates (460 a.C.) el referente histórico en técnicas
de asepsia, pues comenzó a usar vino o agua hervida para limpiar las heridas.
Desde ese momento, numerosos científicos han investigado tanto sobre el
origen de las infecciones como sobre la forma de combatirlas. Así, desde
Antonj van Leeuwenhoek quién comprobó en 1683 la existencia los
microorganismos y que posteriormente definiría Pasteur como los causantes de
las infecciones, pasando por Florence Ninghtingale, enfermera que demostró
que la limpieza eficaz, agua y aire puros y buenos sistemas de drenaje eran
necesarios para lograr una buena salud; hasta el momento actual, el término
asepsia y los medios para conseguirla han ido evolucionando hasta llegar a la
obtención de métodos de esterilización muy avanzados. Sin embargo, las
infecciones nosocomiales siguen siendo un problema de salud que supone
elevados costes a las instituciones, prolongación de la estancia hospitalaria,
problemas para la salud física y mental de los pacientes, e incluso la muerte,
siendo las tasas de dichas infecciones indicadores de la calidad asistencias de
las instituciones.
Por lo expuesto anteriormente he querido realizar una revisión bibliográfica
tanto de los diferentes métodos de asepsia que existen en la actualidad como
de las actuaciones que debe llevar a cabo el personal sanitario que trabaja en
un entorno quirúrgico, para poder reducir al mínimo las infecciones
nosocomiales asociadas a la cirugía. | es |