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dc.contributor.advisorArenillas Lara, Juan Francisco es
dc.contributor.authorCarbayo Viejo, Álvaro
dc.contributor.editorUniversidad de Valladolid. Facultad de Medicina es
dc.date.accessioned2016-09-05T09:58:10Z
dc.date.available2016-09-05T09:58:10Z
dc.date.issued2016
dc.identifier.urihttp://uvadoc.uva.es/handle/10324/18563
dc.description.abstractLa patología cerebrovascular representa la tercera causa de muerte en los países occidentales, y la primera de discapacidad en el adulto [1]. En concreto en España, el ictus supone la primera causa de muerte en la mujer y la segunda en el hombre [2], y debido al progresivo envejecimiento de la población española y europea, se prevé que su repercusión socioeconómica sea también creciente, lo cual hace necesario mejorar tanto a nivel de prevención primaria como secundaria, evitando la progresión y la complicación de la enfermedad cerebrovascular según su etiología de base. La arteriosclerosis intracraneal es una causa importante de ictus en todo el mundo [4], especialmente en los países asiáticos. En nuestro país supone la causa responsable de un 8-10% de los ictus isquémicos, siendo pacientes con un riesgo de recurrencia clínica anual del 12% [5,6] a pesar de tratamiento médico intensivo en prevención secundaria [3]. Su agresividad clínica y su elevado riesgo de recurrencia hacen necesaria la identificación de nuevos marcadores de la presencia de arteriosclerosis intracraneal que nos permitan predecir el riesgo de progresión y de recurrencia clínica de estos pacientes, individualizando así su riesgo. Varios estudios señalan que la prevalencia de la arterioesclerosis intracraneal ha sido infraestimada [4,5], probablemente debido a que los métodos diagnósticos hasta ahora utilizados para su detección, como son el Doppler-Duplex, angio-RM o angio-TC, únicamente son capaces de identificar la enfermedad en fases avanzadas y sólo valoran el interior del vaso, dando lugar al infradiagnóstico de esta entidad. Sin embargo, la reciente introducción de la resonancia magnética de alta resolución (HRMRI) ha permitido el estudio de la pared arterial e, incluso, podría ser capaz de identificar los distintos componentes de la placa [4,7,10,11,15]. Esto podría ser una posible forma de caracterizar así su estabilidad de forma no invasiva, permitiéndonos identificar a los pacientes con mayor riesgo de recurrencia clínica, y así tratarles de forma más agresiva. Sin embargo, al no existir suficientes estudios necrópsicos para establecer una correlación de esos hallazgos radiológicos con sus equivalentes histológicos, hasta ahora esta relación se ha establecido por extrapolación de características de otras arterias como la carótida extracraneal o las coronarias. Entre los marcadores estudiados, se ha postulado que el realce postcontraste (RPC) puede ser un marcador de actividad inflamatoria de la placa [16]. Sin embargo, el significado de este hallazgo a nivel intracraneal permanece aún sin resolveres
dc.description.sponsorshipOtroes
dc.format.mimetypeapplication/pdfes
dc.language.isospaes
dc.rights.accessRightsinfo:eu-repo/semantics/openAccesses
dc.rights.urihttp://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/4.0/
dc.subjectAterosclerosis - Estudio - Resonancia Magnéticaes
dc.titleEstudio de la aterosclerosis intracraneal de gran arteria mediante resonancia magnética de alta resolución de pared arteriales
dc.typeinfo:eu-repo/semantics/bachelorThesises
dc.description.degreeGrado en Medicinaes
dc.rightsAttribution-NonCommercial-NoDerivatives 4.0 International


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