Las competencias clave y la función del docente en el proceso de enseñanza-aprendizaje: Una propuesta para la unidad didáctica El mercado de trabajo

Abstract

La educación es el proceso a través del cual las personas desarrollan capacidades, potencian habilidades y configuran su propia personalidad, razones por las que una buena educación constituye una valiosa fuente de riqueza para un país y la población que lo compone. De esta forma, por medio de la educación los individuos pueden adquirir un amplio repertorio de conocimientos, destrezas y actitudes, que favorecen el desarrollo de las competencias necesarias para ajustarse a los requerimientos de la sociedad actual. Siguiendo a Delors (1996), la educación ha de girar en torno a cuatro aprendizajes esenciales para la vida: aprender a conocer, aprender a hacer, aprender a vivir juntos y aprender a ser. Estos pilares contribuyen al aprendizaje integral pues consideran la educación como tu todo. Hay que educar para formar personas con pensamiento crítico, que persigan objetivos comunes de bienestar social, que sean autónomas, responsables y capaces de adaptarse a los cambios, de modo que la educación debe entenderse como un medio para conectar las distintas vías del saber y, con ello, favorecer el desarrollo humano continuo. Así pues, la educación presenta una doble finalidad, sirviendo tanto de instrumento de promoción personal como de socialización. Los individuos necesitan sentirse parte de una comunidad para poder realizarse como personas y se enriquecen cuando reconocen la coexistencia e igualdad de los seres humanos y se esfuerzan por convivir con los demás (Bokova, 2010). Por ello, el proceso de aprendizaje permanente posibilita la integración de los individuos en una sociedad que demanda nuevas características en los ciudadanos y plantea nuevos desafíos. En este último sentido, uno de los principales problemas de la sociedad actual, y más en España, es el desempleo, que además se está viendo agravado con la crisis de la COVID-19 que estamos sufriendo.