| dc.description.abstract | Los bosques tropicales son considerados ecosistemas críticos a nivel global, debido a su alta biodiversidad, endemismo y capacidad de secuestrar carbono, aspectos que los hacen fundamentales en la regulación del cambio climático. Su importancia ha motivado múltiples investigaciones sobre la productividad primaria neta (PPN) y los factores que la afectan, tanto ambientales como antrópicos. Estos bosques almacenan el 25% del carbono terrestre y generan el 34% de la productividad primaria bruta global. Además, son puntos calientes de biodiversidad, albergando especies únicas que favorecen funciones ecológicas esenciales, como la captura de carbono y el reciclaje de nutrientes.
El clima favorable, junto con su densa vegetación, permite a los bosques tropicales un crecimiento sostenido y una alta PPN, incluso en suelos pobres en nutrientes. Este proceso es facilitado por la rápida descomposición de la hojarasca debido a las altas temperaturas y humedad, lo que asegura un eficiente reciclaje de nutrientes y mantiene la fertilidad del suelo. Estas características hacen de los bosques tropicales ecosistemas dinámicos, diversos y cruciales en los ciclos globales de carbono y la regulación del clima.
A pesar de su relevancia ecológica, los bosques tropicales enfrentan amenazas por actividades humanas, incluyendo deforestación, tala selectiva, agricultura y minería a cielo abierto. Esta última ha sido una de las principales causas de degradación forestal, con impactos severos en términos de pérdida de biomasa, disminución de la biodiversidad y alteración de los ciclos de nutrientes. La minería destruye el suelo, modifica el microclima y contamina recursos hídricos, reduciendo la PPN y afectando la capacidad de los bosques para regular el clima global.
Entre 2000 y 2019, la minería industrial causó la pérdida de 3264 km² de bosques tropicales, con el 80% de esta deforestación concentrada en Indonesia, Brasil, Ghana y Surinam. Indonesia lidera con el 58.2%, principalmente por la extracción de carbón en Borneo. En Brasil, la minería afecta incluso áreas protegidas en la Amazonía. En el Pacífico colombiano, esta actividad ha degradado anualmente más de 360 mil hectáreas de bosques, destruyendo hábitats y alterando procesos esenciales como el reciclaje de nutrientes.
En el Chocó biogeográfico, los bosques tropicales destacan por su biodiversidad y endemismo, a pesar de tener suelos ácidos y pobres en nutrientes. Presentan una biomasa aérea de 100-200 toneladas por hectárea y una PPN de 23.7 a 24.2 toneladas por hectárea al año, gracias a su riqueza ecológica. Sin embargo, la minería a cielo abierto amenaza estos ecosistemas, afectando procesos como la biomasa y el reciclaje de nutrientes.
Dada la vulnerabilidad de los bosques del Pacífico colombiano, es imperativo investigar cómo la minería altera estos ecosistemas para proponer medidas de conservación y recuperación. Por ello, es esencial determinar la influencia de las actividades mineras en factores clave como la biomasa, PPN y el reciclaje de nutrientes para garantizar la salud y funcionalidad de estos ecosistemas vitales. | es |